lunes, 16 de abril de 2007

Etanol de celulosa

En un post anterior comentaba como la fabricación de etanol a partir de alimentos, maíz principalmente, había presionado al alza el precio de los cereales, con consecuencias preocupantes sobre la alimentación de muchas personas de bajos ingresos en todo el mundo. Después de leer un poco más sobre este tema parece que el problema se podrá en parte atemperar gracias a la llamada "segunda generación de bioetanol" que se fabricará a partir de celulosa obtenida de las partes de la planta no aptas para el consumo humano, paja, biomasa, etc . Aunque también este sistema plantea algunos riesgos, como por ejemplo el destino de tierras fértiles a la producción de switch grass o de otras plantas apropiadas para la nueva tecnología, que, hoy por hoy, aun no resulta rentable. Podéis leer más en este artículo de ecoportal.net

viernes, 13 de abril de 2007

Ricos, pero pobres

Vivimos en una sociedad de contrastes: mientras que muchas personas no pueden comprarse una vivienda, en España se venden más viviendas que nunca; mientras muchos se lamentan de la subida de los combustibles, los todoterrenos baten record de ventas; y mientras llegar a fin de mes es un problema en muchas casas, otros compramos “copas” al precio de un menú.

Hasta aquí nada especialmente llamativo, pues siempre ha habido ricos y pobres, y podemos reconocerlo sin que dicho reconocimiento deba interpretarse como indiferencia. Lo que realmente me resulta sorprendente es que ahora esos ejemplos de pobreza y abundancia coexistan con tanta frecuencia en unas mismas personas.

Vivimos en una sociedad de contrastes en la que unos dos millones de parados nacidos en España conviven con dos millones de inmigrantes, venidos a trabajar desde lugares lejanos, que han sido capaces, a veces sin hablar español, de encontrar un empleo legal. En mi Asturias natal, que ha sufrido y superado la reconversión de todas sus industrias tradicionales, y que tiene tasas de paro ligeramente superiores a la media nacional, los empresarios se ven obligados a contratar a obreros especializados rumanos y polacos, mientras un buen número de licenciados en paro (en alguna carrera de letras normalmente) discuten en la barra de los bares lo mal que va la región.

No se entienda esto como una crítica hacia estas personas, ni mucho menos. Cada uno es muy libre de estudiar lo que quiera, de trabajar en lo que quiera o pueda, y de tomarse las copas que le de la gana. Pero esta libertad, que yo defiendo y muchos ejercen, no es sino el exponente de que vivimos en una sociedad que, a pesar de las muchas situaciones de necesidad que aun existen, me atrevo a calificar de opulenta.

Y sin embargo toda esa opulencia, toda esa libertad, todo ese despilfarro, se disfruta hoy en día, en muchos casos, inevitablemente unida a la miseria de quien no tiene una vivienda o una cultura, a la esclavitud de una hipoteca o de un trabajo que nos frustra, y a la carencia de la más mínima seguridad laboral.

¿Es posible que el consumismo más banal, las libertades aparentes, nos hayan nublado la vista y el entendimiento, como si de un opio moderno se tratase, hasta el extremo de hacernos comportarnos como ricos cuando en realidad seguimos siendo pobres?

Si estoy fuese así, no caigamos en la fácil tentación de culpar a nadie, para, acto seguido, declinar toda responsabilidad, renunciar a todo esfuerzo. Hemos malgastado nuestra oportunidad en drogas con las que superar nuestros fracasos, y ahora toca desengancharse. El que quiera cambiar póngase en pie y diga, que los demás lo oigan: “Hola, me llamo Paco y soy adicto al despilfarro”

sábado, 7 de abril de 2007

El auténtico problema


Acabo de llegar a casa. Son las 3 y cuarto de la mañana y, aunque las ganas acompañan, las condiciones no son las óptimas para una redacción fina de nada. Sin embargo me apetece aprovechar esta excusa para ser un poco bruto. El viernes pasado un amigo me preguntaba cuáles creía yo que eran actualmente nuestros principales problemas. Mi respuesta fue: "si te refieres a los principales problemas de la humanidad, el deterioro del medioambiente, seguro".

Y realmente lo creo así. Las guerras o el hambre no son un problema para la humanidad como tal. Por supuesto que lo son para los muchos desafortunados que los sufren, pero no amenazan realmente nuestra supervivencia como especie (salvo la guerra nuclear) ni el entorno en el que vivimos o han de vivir las generaciones venideras. Desde un punta de vista estrictamente ecológico son casi un alivio, una sangría que permite reducir la presión que como especie imponemos al medio natural. Son también un problema moral o filosófico para el resto, está claro, pero no ponen en peligro la posibilidad de que un día seamos lo bastante inteligentes para vivir en armonía. Nadie está diciendo que las guerras estén bien, o que el hambre no deba preocuparnos mientras no seamos nosotros quienes lo padezcamos, sino que son problemas de una naturaleza distinta y que nos afectan de una manera distinta en cuanto a especie.
Pero si el principal problema de la humanidad es el medioambiental, ¿por qué se hace tan poco para solucionarlo? Otro día hablaré de cual creo que es la razón por la que no somos capaces de poner freno a la abusiva explotación de nuestro medio ambiente. Sólo adelantar alguna cosa: pienso que la solución no ha de venir de nuevas tecnologías que nos permitan explotar nuevos recursos, ni siquiera de una cultura menos consumista, aunque ambos factores serán seguramente fundamentales. La auténtica solución ha de venir de una nueva estructura política que permita establecer una relación directa entre un comportamiento respetuoso con el medio ambiente y los beneficios que dicho comportamiento genere, o, expresado en negativo, entre un comportamiento irresponsable y los costes del mismo, evitando comportamientos oportunistas. A veces pienso que la necesidad de frenar unidos, voluntariamente o por la fuerza, la catastrofe mediambiental que parece avecinarse será la causa que de lugar al nacimiento del primer gobierno mundial.





viernes, 6 de abril de 2007

La panacea del etanol


Hoy he mirado la evolución de los futuros de maíz en el último año. En abril de 2006 su precio no superaba los 2,50 dólares el “bushel” (un bushel equivale a 8 galones de maíz seco, unos 35,23 litros). Hoy el futuro cotizaba a 3,66 dólares, con un máximo en marzo de 4,38 dólares. La razón de esta subida no es una mala cosecha, sino el uso, cada vez más intenso en los Estados Unidos, del maíz para fabricar etanol (combustible sustitutivo de la gasolina), gracias en buena medida a las subvenciones gubernamentales. Estados Unidos y Brasil producen el 70% del etanol del mundo. En Brasil el etanol se produce a partir de la caña de azúcar, y en 2006 el 14,4% de la oferta interna de energía en Brasil procedía de derivados de la caña, aproximándose cada vez más a la energía hidroeléctrica (14,6%).

Parece que la demanda de etanol llevará las existencias de maíz en el 2007 a los niveles más bajos desde 1995 (año de sequía), aun cuando en 2006 se obtuvo la tercera cosecha más grande de maíz que se haya registrado. El enorme volumen de maíz que requiere la industria del etanol está conmocionando el sistema alimentario. Los precios del trigo y del arroz también han aumentado a los niveles más altos del decenio, porque esos granos se utilizan cada vez más como sustitutos del maíz, y, además, los granjeros están sembrando más hectáreas de maíz y menos de otros cultivos.

Puede que este nuevo uso del maíz favorezca a los productores, pero supone un auténtico problema para millones de consumidores, en especial en los países pobres en desarrollo. En México el precio de la tortilla de maíz, alimento básico para millones de personas, se ha disparado en el último año. Según cálculos del Banco Mundial en el 2001 2.700 millones de personas vivían con menos de 2 dólares diarios, para ellos los incrementos en los precios de los cereales básicos pudieran ser devastadores. Para llenar el tanque de 100 litros de un SUV con etanol puro se necesitan más de 225 kilos de maíz, lo cual contiene suficientes calorías para alimentar a una persona durante un año.

Estoy convencido de que los biocombustibles tienen un importante papel que jugar en un futuro energético más limpio. Sin embargo es evidente que ningún recurso es ilimitado y que su empleo produce efectos perniciosos sobre cientos de millones de personas. ¿Tiene sentido llenar los depósitos de nuestros coches con comida una vez que hayamos acabado con el petroleo? en principio parece que no. La asignatura pendiente no es tecnológica, sino cultural. Debemos entender que nuestros hábitos de consumo no son sostenibles. Debemos trabajar mucho más intensamente en buscar la manera de reducir nuestro consumo, y no sólo en buscar nuevas fuentes de energía que quemar.

martes, 3 de abril de 2007

El blog de Paz



  • La candidata a la alcaldía de Gijón por el PSOE Paz Fernández Felgueroso ha presentado su página web. Aquí podemos ver un resumen de su gestión, el diario de campaña o su blog personal. Además de hacer sugerencias para el programa electoral.