Este lunes, tal y como estaba previsto, Juan Freire y Ramón Sangüesa han hablado en Gijón sobre un nuevo modelo de ciudad, concebida como un espacio para la creación, en el que los individuos juegan un papel determinante en su configuración y desarrollo. La idea de ciudad creativa como concepto orientador de la política municipal y de la planificación urbana, entendida en el más amplio sentido, se fundamenta en dos realidades incontestables. En primer lugar el hecho de que la información, el conocimiento y la creatividad son, cada día más, los factores determinantes de toda actividad humana, ya sea económica, social o cultural, y son por lo tanto la principal fuente de riqueza y desarrollo. En segundo lugar el hecho de que, a pesar del desarrollo de las comunicaciones, la creatividad y las “clases creativas” tienden a concentrarse en las ciudades, pues allí encuentran los entornos más adecuados para su actividad y estimulantes para su vida. Si asumimos ambas realidades es evidente que no podemos acto seguido ignorarlas a la hora de diseñar un programa político municipal o una estrategia para nuestra ciudad. Por el contrario debemos pensar como incorporar estas ideas a nuestras propuestas y procurar diseñar nuestras ciudades como un espacio propicio para que la creatividad humana se desarrolle.
La construcción de un espacio creativo implica, en su faceta más física o tangible, cuestiones urbanísticas, de las que nos habló Juan Freire. Juan hizo especial hincapié en que el diseño de las ciudades se realice con la finalidad de facilitar los flujos, tanto de personas como de información o de carácter económico. Se decantó igualmente por ciudades densas y barrios multifuncionales y vitales. También insistió en la idea de no hacer planteamientos de ciudad excesivamente cerrados por parte de la administración, sino permitir que sean los propios ciudadanos los que vayan “haciendo” ciudad. De todas formas, como ya os he dicho en el post anterior, un resumen de su intervención lo podéis encontrar en su blog Nómada. Pero la construcción de una ciudad creativa también implica el fomento o activación de otros espacios intangibles que favorezcan la participación de los ciudadanos en el proyecto. Implica promover las relaciones entre ellos en distintos ámbitos, ya sea el económico, el social, el cultural, etc., de forma que se articulen “redes” de ciudadanos que les permita relacionarse, compartir información, elaborar propuestas y finalmente llevarlas a cabo. De los distintos modelos de organización en red, del empleo de las nuevas tecnologías para su funcionamiento y de las microconductas que deben observar los participantes para que la red funcione nos habló Ramón Sangüesa. Próximamente facilitaré un resumen de su charla
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