El Ayuntamiento de Bilbao está construyendo un centro cultural multiusos en un antiguo almacén de vinos, la Alhóndiga. El complejo, de unos 40.000 m2, albergará mediateca, sala de exposiciones, piscina, cines, restaurantes, zona comercial y otra serie de equipamientos dedicados al ocio, el aprendizaje y el deporte. Cómo ya empieza a ser habitual en este tipo de proyectos se ha buscado a un arquitecto de renombre que empiece por añadir atractivo al propio continente. En este caso se ha optado por Philippe Stark, más conocido como diseñador e interiorista que como arquitecto. La web del proyecto, vinculada arriba, ofrece más información. Yo por mi parte sólo quiero añadir alguna observación personal fruto de la visita realizada al proyecto y de las exhaustivas explicaciones que muy amablemente nos dio su directora.
En primer lugar parece evidente que el proyecto, en apariencia costosísimo, prestará un importante servicio al centro y a toda el área metropolitana de Bilbao.
Arquitectónicamente habrá que esperar a verlo terminado, pero mi impresión es que Shark ha optado por no diseñar una fachada, sino un interior, que es por otra parte su especialidad. La fachada exterior se mantiene, el pequeño recrecido apenas será visible y mostrará un paño limpio de cristal. El espacio interior se cubre totalmente y se crea un gran atrio de entrada en el que la luz natural se limita para poder ofrecer la iluminación “dramática” de marcados contrastes y efectos, como bien refleja el dibujo del proyecto que ilustra este artículo. La planta baja se extiende sin interrupción por debajo de los edificios interiores con una altura de tan sólo tres metros, creando un espacio de recogida penumbra. Las entradas serán pocas y más bien pequeñas, los locales comerciales no tendrán acceso desde el exterior…en resumen el edificio se verá y disfrutará desde dentro.
Económicamente se ha intendado conseguir una cuenta de resultados lo menos deficitaria posible, acudiendo a concesionarios y patrocinadores y renunciando a gestionar directamente todas aquellas actividades consideradas no estratégicas. En cualquier caso mi impresión es que, con todo, se ha asumido un déficit de explotación demasiado elevado (más de 8 millones de euros anuales). Hay algunos servicios, como los deportivos (gimnasio, spa...) o las salas de cine, que no estoy seguro de que tengan que generar perdidas aunque su uso y precios se vean condicionados por objetivos de "no mercado". Por otra parte apenas se aprovecha una pequeña parte del potencial de los espacios comerciales. Pensemos que se trata de una manzana entera en pleno centro de Bilbao en la que los pocos locales existentes no tendrán acceso desde el exterior y sus escaparates se elevarán con respecto al nivel de la calle, con lo que se reduce considerablemente su capacidad de generar ingresos, aunque también es posible que esta decisión se haya tomado por alguna razón que desconozco. Es cierto que un MacDonald’s o una carnicería serían inapropiados para el centro, pero ¿por qué no galerías de arte, librerías, anticuarios u otro tipo de negocios de carácter cultural que, además de añadir atractivo al proyecto contribuirían a reducir el déficit y a aprovechar los recursos públicos de una manera más racional ? ¿Por qué determinadas actividades, cotidianas si, pero quizás por eso también atractivas, y susceptibles de una dimensión cultural, como comprar o comer, nos parecen indignas de figurar en determinados proyectos? Y no es que en la futura Alhóndiga no se pueda comprar o comer, que se podrá, sino que se ha renunciado a aprovechar el potencial de dichas actividades sin una razón demasiado evidente para alguien, como yo, sólo medio informado.
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