Hoy el diario Cinco Días publica un artículo sobre las intenciones del gobierno de aplicar algún tipo de impuesto especial sobre los vehículos de gran cilindrada. Medida que, por supuesto, ya ha sido rechazada por la asociación de fabricantes de automóviles, que han visto como en los últimos años la venta de todoterrenos y suvs se disparaba, convirtiendo a este segmento en el de mayor crecimiento y mejores espectativas de la industria.
Pero, con independencia de que cada uno compra el coche que le da la gana, desde un punto de vista colectivo ¿tiene esta moda algún sentido? La verdad es que no, la mayor parte de estos vehículos se compran por una cuestión de "estética" y no son utilizados para lo que han sido diseñados: rodar por caminos y calelles. El resultado es una gran ineficiencia energética en el trasporte y un aumento considerable de la contaminación. Por no hablar de los efectos perniciosos sobre la balanza comercial, dada nuestra absoluta dependencia de las importaciones de petroleo, y el hecho de que muchos de estos coche, especialmente los más caros, no se fabrican en España.
La pregunta por lo tanto es: si la proliferación de este tipo de vehículos puede considerarse colectivamente como una mala idea, ¿por qué no tomar medidas para evitarlo o, al menos, para que aquellos que, en el ejercicio de su libertad como consumidores, opten por comprar uno de estos coches, paguen por los efectos negativos que su decisión acarrea a la sociedad?
Esto ya se ha hecho en algunos países. Así por ejemplo en Roma los dueños de un todoterreno deben pagar un impuesto de 1.000 euros anuales para poder conducirlo por el centro de la ciudad. Seguramente en nuestro caso la medida debería ser más general, menos gravosa e implementada mediante el impuesto municipal de circulación de vehículos. En este sentido el gobierno estudia la posibilidad de incrementar el margen del que disponen los ayuntamientos para establecer la escala de gravamentes de este impuesto en función de la cilindrada. Aunque no creo que deba relegarse toda la responsabilad final sobre este asunto en los ayuntamientos, dejando totalmente en sus manos la potestad de aplicar o no dichos tipos incrementados, si me parece razonable la elección del impuesto sobre vehículos como instrumento de disuasion/penalización, ya que, efectos sobre la economìa aparte, la contaminación, el ruido o incluso el espacio extra de aparcamiento que ocupa este tipo de automoviles es, en buena medida, un problema local.
2 comentarios:
No creo que la afirmación acerca de que la contaminación y el ruido sean problemas a resolver desde una perspectiva local sea demasiado acertada. Son problemas globales que nos afectan a todos. Acciones eminentemente locales nunca serán efectivas. Pueden únicamente ser útiles en circunstancias extremas de degradación ambiental local, o a la hora de arañar unos votos.
Pero el mensaje y la acción debe ser global, basada en una estrategia concertada y en el convencimiento. Son precisas campañas de concienciación dentro del marco internacional,comenzando por el europeo, involucrando a los distintos agentes económicos en su modo de actuación, fomentando la responsabilización, y acompañadas de acciones nacionales, regionales y por supuesto municipales.Queda todo el trabajo por hacer. Cuando nos pasamos el protocolo de Kioto por el forro, reducir la responsabilidad a la gestión miserable, en cuanto a la falta de fuerza,de los estamentos locales, no ayuda. Pienso.
Hace tiempo que tengo una duda sobre el impuesto sobre vehiculos, la conocida viñeta, que tal vez me puedas alcarar. No te parece que la escala del impuesto referida a los caballos fiscales y su equivalente en cilindrada está un tanto desfasada y no mide la capacidad de pago del individuo. Se dan situaciones en las que un coche más barato y con menos equipamiento dependiendo unicamente del motor equipado paga una cantidad a veces muy superior a un vehículo con un motor más ajustado en términos fiscales pero mucho más caro por su nivel de prestaciones. No te parece que debería de revisarse la escala de referencia del impuesto tratando de medir la capacidad de renta o pago, haciendolo más justo e incluso mejorando la capacidad recaudatoria de los municipios.
El caso que pones de los todoterrenos es un ejemplo. A mi la moda me da igual, aunque bien es cierto que ocupan un monton de espacio y que su consumo es elevado, pero yo si pudiera no me importaría tener uno. El problema es su coste y su mantenimiento. Y pasado un cierto nivel no distinguimos si el vehículo cuesta 20.000 ó 100.000 € a efectos fiscales.
Y te voy a decir más, si el motor con el viniera fuese por ejemplo el de la picasso que yo tengo, que es un 1.600 hdi de 110 cv que da menos de 12 caballos fiscales pagaría 50,98€ aunque venga con empuñaduras de oro, pieles exoticas y todos los avances tecnológicos de última generación, aunque me costase lo que un hummer que anda por los 100.000 la viñeta serían 50,98€, mientras que el citroen xsara de mi cuñada que viene con un motor diesel de 2.000 cc que pasa de los 12 caballos fiscales tendrá que abonar el próximo año 107€, más del doble.
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